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PE†i†E MaΝИIaC GiяL

Para dominar una cosa tienes que hacer a un lado aquello que te estorba, si no puedes....entonces nunca llegaras a la cima

DiMitrII

sábado, septiembre 12




BueNhO Ps eZtHo Es aLwO K esCriVi PaRa La EsKueLa...




Era el año de 1942 cuando él llegó a vivir a Nueva Orleans, una ciudad llena de misterios y edificios magníficos con altas columnas y antiguos pórticos que imponían respeto.

Dimitri Du Lioncort era un hombre diferente, era un autentico caballero, lleno de conocimientos y experiencias como ningún otro hombre en este mundo. Su cabello negro y ligeramente ondulado, sus ojos color gris y sus labios delgados, le daban un atractivo incomparable, un atractivo que no parecía ser humano.

No se sabe si era por su fría mirada, su forma de vestir tan elegante y antigua o simplemente el color mortecino de su tersa piel, pero sus peculiaridades lo llevaron a ser el centro de atención de una comunidad entera, siendo invitado a las fiestas en las mansiones mas ricas de los alrededores.

Era un misterio la forma en que atraía la atención de todos al entrar en un lugar, decenas de miradas fijas en su rostro, claro que no era problema para el hacer caso omiso de todas las mujeres que con extravagantes peinados, maquillajes recargados y pronunciados escotes buscaban atraer su atención cruzándose en su camino, o de los hombres que, al verlo pasar se deshacían en atenciones y halagos hacia el para que charlara con ellos y les diera su opinión sobre temas a los que el no daba importancia alguna.

Mucho se hablo sobre su indiferencia hacia las mujeres, se decía que estas no le gustaban, pero esto no era cierto. Lo que si era cierto es que a el no le gustaba cualquier mujer. El estaba enamorado de Elizabeth Gleisslerin.

Elizabeth, una muchacha diferente a todas las demás que hasta el momento había conocido. Ella delgada, alta, con esa mirada color violeta, que lo hipnotizaba con solo mirarlo, lo había cautivado de una manera que lo aterraba.

El amor que él sentía por ella se debía a su dulzura, su amabilidad y sobre todo a su eterna tristeza y soledad. Vivía en una de las mansiones más grandes de la ciudad con su madre y su hermano. Su padre había muerto apenas dos años atrás dejándoles una gran fortuna.

Dimitri estaba decidido a conquistarla y convertirla en su eterna compañera.

Cada mañana al salir el sol, el se acercaba a la ventana frontal de su departamento para verla salir de su casa en dirección a la iglesia acompañada de su madre. La luz de su rostro le provocaba mucha tranquilidad mientras que su mirada provocaba un gran dolor a su muerto corazón.

Una tarde mientras se miraba en el espejo, Dimitri decidió dar un paseo por las calles más solitarias cercanas a su vivienda, con la esperanza de encontrarse con su amada.

Y así fue, su corazón latió fuertemente al verla caminar en dirección opuesta a el, no sabía que decir ni que hacer, la tenia justo enfrente y lo único que atino a decir fue un débil “hola”, ella se detuvo lo miro fijamente a los ojos dedicándole una sonrisa apagada.

Al no saber que más decir la invito a tomar un café en la cafetería que se encontraba en el lado opuesto de la calle. Asombrada la muchacha acepto, al mismo tiempo que lo tomaba del brazo y comenzaba a caminar junto a el.

Después de haber bebido un delicioso café, y sin poder aguantar más la sensación oprimente en el pecho, Dimitri le declaro su amor.

Sintiéndose débil y hasta cierto punto tonto, expreso a Elizabeth todo lo que ella provocaba en su interior y aun sabiendo que esta podía rechazarlo le pidió que se casara con el.

Ella estaba asustada por la intensidad de los sentimientos de su compañero y aun más por que nunca pensó que su sueño se haría realidad. Hacia tiempo que ella soñaba con ese hombre tan misterioso, lo llamaba en sueños y lo amaba en silencio.

Después de un incómodo silencio, ella, con un suave tono de voz, confeso que también lo amaba y que con mucho gusto seria su mujer por el resto de su vida.

Lo que ella no savia, es que el resto de su vida seria mucho tiempo.

Su amado era un vampiro.

Esa misma noche se entregaron el uno al otro, fundiéndose con la intensidad de la noche, se amaron como ninguno de los dos había amado a alguien más.

Finalmente, Dimitri confeso que desde muchos años atrás, el dejo de ser un humano para convertirse en un hijo del milenio cuando su creador le concedió la sangre oscura y con temor le propuso a su compañera que lo acompañara por siempre y después de explicarle lo que significaba ser como el, ella contestó:

-Si quiero.

Publicado por PeTiTe_MaNiAc_GiRl en 17:12  

Etiquetas: aMor, VamPirO

3 comentarios:

Anónimo dijo...

esto si q me gusto
escribir mil veces mejor q yo
='(
no se si estar alegre por ti
o triste por mi jaja
como sea te debo hacer publicidad
algo asi lo debe leer todo el mundo
Saludos!!

12 de septiembre de 2009, 17:20  
Anónimo dijo...

"Efecto crepúsculo", diría yo, ya se ha escrito mucho sobre lo hijos de Lilith, no creo que necesitemos mas, y menos si se ridiculiza su imagen convirtiéndolo en el "príncipe azul".
Hasta la madre de la cultura pop.

4 de diciembre de 2009, 11:03  
Cesar dijo...

AL PRINCIPIO PENSE QUE TE HABIAS ROBADO ESTO DE ALGUN LADO PERO NO, EN VERDAD ERES ORIGINAL Y ME GUSTA LA FORMA EN COMO TRANSMITES LO QUE LOS PERSONAJES SIENTEN, DIGO NO SE NADA DE ESTO, PERO COMO PUBLICO DIGO QUE ESTA GENIAL AUNQUE ANONIMO DIGA QUE YA NO SE NECESITEN MAS HIJOS CHIKIDRACULA...

19 de enero de 2010, 12:02  

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